Amar en la derrota

Team Barça
3 min readMar 26, 2021

Me hice del Barça por Cruyff y por mi padre, pero sobre todo por Cruyff. Gracias a él tuve conciencia de un fútbol diferente, de un fútbol que valoraba por encima de todo el espectáculo. Italia 90, mi primer recuerdo relacionado con el fútbol, no es que fuese el paradigma de la belleza, y yo, que hasta ese momento me limitaba a ser del equipo del que todos eran (el Madrid, sí), andaba a otras cosas.

El caso es que no me acerqué al fútbol de manera intensa hasta un partido en concreto: el 5–0 del Barça al Real Madrid, mi supuesto equipo, allá por enero de 1994. Recuerdo a mi padre disfrutar como un niño. Yo, que como ya digo andaba a otras cosas, quedé asombrado ante una exhibición que, ahora sí, me empezaba despertar un apetito irrefrenable por ese juego. Era fascinante ver cómo jugaban. A pocos toques, tirando paredes y atacando, siempre atacando. Ese partido y ese equipo fueron como un grito de rescate. Hasta ese partido no había prestado atención al fútbol, pero después de ese partido ya no podía concebir el fútbol de otra manera.

No sé cómo le llaman en otros países a aquel que cambia de equipo. En España se le dice ‘chaquetero’. Lo que viene continuación te sorprenderá. Al día siguiente de ese partido no me dijeron otra cosa en el colegio. Yo, que tenía pegatinas de Tendillo, Míchel o Butragueño en una especie de cuadro en la pared de mi cuarto, ahora iba a ser del Barça. Para mí estaba claro. Quería ser de ese equipo. Si te gustaba el fútbol tenías que ser de ese Barça. No había vuelta atrás. Copón.

Pero la vida, que es una constante ironía, me tenía reservado un bonito giro. El ciclo de Johan Cruyff como técnico del Barça se estaba agotando y apenas un año después del 5–0 en el Camp Nou cayó un 5–0 de vuelta en el Bernabéu. Recuerdo ir a comprar el Marca al día siguiente y ver esa mano gigante en portada. Pero fue entonces, y no antes, cuando me di cuenta que uno se hace de un equipo en la derrota, no en la victoria. El 5–0 del Camp Nou fue como ese amor primerizo, donde todo es perfecto y no le ves un fallo. El 5–0 del Bernabéu fue más como el amor verdadero, ese que te descubre que a veces duele, pero que no cambiarías por nada.

Cruyff y aquel equipo tuvieron la culpa de que me enganchase al fútbol, por cómo cambió la mentalidad de un club como el Barça a través del juego, del amor a lo más básico, la pelota. Vaya esta nota como agradecimiento a Johan Cruyff por hacerme del Barça y por descubrirme lo que de verdad importa. Y perdón por si a veces me pierdo en resultadismos. Nadie dijo que amar fuese fácil.

Por Juanma Romero

--

--

Team Barça

El podcast que se lee. También puedes escucharnos en ivoox, seguirnos en Twitter y vernos en YouTube.