Koeman se lo ha ganado
No hay que pedir disculpas por expresar una opinión. Menos aún si esa opinión es razonada. El debate es algo necesario y en el Barça, si de algo sabemos, es de ser inconformistas, de someter a cualquiera que llega al club a una auditoría constante, diaria, implacable, aunque a veces eso nos penalice en cuanto a resultados y títulos se refiere. Supeditamos el cómo al qué y eso es algo a lo que no debemos renunciar nunca, pues forma parte de nuestro ADN y, en definitiva, es lo que nos ha llevado a ser lo que hoy somos.
Todo esto viene al hilo del debate que está suscitando la posible continuidad de Ronald Koeman la próxima temporada y el artículo que el gran Rubén Uría ha publicado hoy y con el que, esta vez, no estoy demasiado de acuerdo.
Koeman ha resucitado a un equipo muerto, pusilánime, desnortado y con un nivel competitivo bajo mínimos. Y lo ha tenido que hacer bajo un contexto horrible. Con su jugador franquicia queriendo salir del club en septiembre, sin traerle ni una sola petición en cuanto a fichajes, sin presidente desde hace meses, con un trincherismo recalcitrante entre la afición, lesiones de larga duración de jugadores clave, sin público en los estadios, dilatando los salarios a los futbolistas, etc. Y en ese contexto ha sido capaz de sacar al equipo del pozo, revitalizar la plantilla con la aportación de jugadores jóvenes, implantar un sistema de juego que potencia a todo el equipo en lo colectivo y en lo individual, devolverle la sonrisa a Messi, reenganchar al aficionado de nuevo al equipo, plantarse en la final de Copa y estar a 4 puntos del primer clasificado en Liga, cuando hace dos meses se daba por perdida. Y lo ha hecho sin aspavientos, sin gritos, sin reproches, en silencio, trabajando sin descanso, ganándose la confianza del equipo día a día, ejerciendo de entrenador y portavoz.
Para lograr eso, debes ser un gran gestor en lo emocional y un líder. Por supuesto habrá tenido que rectificar cosas por el camino. Tras el 2–8, el equipo necesitaba cambios a todos los niveles, lo pedía el aficionado, el socio, los jugadores, la directiva, la prensa… Todos. Koeman no está haciendo nada que no hubiera hecho cualquiera al llegar a un equipo en esa situación: tratar de agitar el árbol y ver qué ocurre. A medida que vas conociendo al equipo y como interaccionan los jugadores en el campo, a medida que van llegando los resultados, vas readaptando y modificando cosas, hasta dar con la tecla. ¿Qué en ese proceso los jugadores han intervenido y han aportado su opinión? Por supuesto. Los pesos pesados lo han hecho con todos los entrenadores los últimos años. No es autogestión, es convivencia y colaboración. Es implicar a los que, en realidad, son los que salen a partirse la cara en el césped cada domingo.
Alguien que quiere liderar a un grupo, lo primero que debe hacer es escuchar, saber discernir entre lo que puede funcionar y lo que no y ser hábil para implantarlo contentando a todos. Ser entrenador del Barça implica no solo tener conocimientos tácticos, también debes ser un gran gestor y creo que, en eso, Koeman va sobrado. Ha caído de pie en el vestuario, ha involucrado a los pesos pesados, ha mejorado a jugadores que en temporadas pasadas ofrecieron un rendimiento muy por debajo de las expectativas, le ha devuelto la competitividad al equipo y ha dado la alternativa a los más jóvenes. Cosas fáciles de decir, pero muy difíciles de hacer cuando desde el principio, y bajo las difíciles circunstancias descritas en este artículo, sabes que te estás jugando el puesto a una sola temporada.
Obviamente hay que ser exigentes. Al Barça se le piden títulos y además se le exige que sea con un estilo de juego muy arraigado al Barça, algo que no sucede en casi ningún club del mundo donde lo que prevalece es ganar. De momento, Koeman está consiguiendo que el equipo sea reconocible, pero es innegable que necesita más mimbres y más tiempo para poder devolver al Barça al lugar que le corresponde.
Por David Aparicio
